Gloria al Padre, al Hijo, y al Espiritu Santo ¡Amén!
Lecturas: 1ra: Ex 34, 4-6.8-9; Sal. (Dan 3, 52-56); 2da: 2Cor 13: 11-13; Ev: Jn 3: 16-18
Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo en: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
Hoy, una semana después de Pentecostés, la Santa Madre Iglesia celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad. Nuestra celebración hoy es una canción de alabanza a Dios que nos ha llamado participar en este misterio. Dos de las más concisa oraciones y bendiciones incluyen: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con vosotros;” y ” Que el Dios Todopoderoso le bendiga, Padre, Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amen!
Se llaman fórmulas trinitarias. En estos, el Dios trinitario se unen para realizar la función para que se consultan. Pablo sabía esto y así, constantemente emplea esta fórmula para concluir la mayoría de sus cartas (1 Co, 16, 23; 2 Co 13, 14; Gal 6, 18; Filipenses 4, 2).
La primera pregunta que viene a la mente en el primer encuentro con la doctrina de la Trinidad es: ¿Tres personas en un Dios?, ¿cómo podría ser? De hecho, debe provocar una pregunta. Sin embargo, esta pregunta se convierte en significativa si solamente uno podría humillar sí mismo, y pedir al Espíritu Santo que lo ilumine a través de la iglesia.
Por lo tanto, la Iglesia enseña que: “La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas, la Trinidad consubstancial. Las personas divinas no comparten una divinidad entre sí, pero cada uno de ellos es Dios todo y entero… Las personas divinas son realmente distintas entre sí. Dios es único, pero no solitario. Padre, hijo, Espíritu Santo no son simplemente nombres que designa las modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí”(CIC 253-255, p.82-83).
En la primera lectura vemos la obediencia y la humildad de Moisés delante de Dios. Esta humildad lo ganó el favor de Dios. Aquí también, Dios demostró que él es un padre. Esto es porque, aunque él no era feliz con las acciones y manera de la vida de su pueblo Israel, se cedió su ira. Por lo tanto, debido a la oración de Moisés, él los perdonó.
En la segunda lectura, Pablo nos anima a “permanecer unida y vivir en paz”. Concluyó con su bendición característica: “La gracia del Nuestro Señor Jesús, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo este con todos ustedes.” En este sentido, Pablo muestra un gran interés en la unidad de la comunidad cristiana.
En palabras de orden, invocando la comunión trinitaria, él desea que lo emulamos y estar unidos en el cuerpo y el alma como la Santísima Trinidad. Una familia dividida hace falta la comunión del Dios trinitario y necesita dar esa comunión una oportunidad.
El Evangelio de hoy es muy popular: “Dios envió a su hijo para que por medio de él podría salvar el mundo”. Este envío es una manera a través de cual compartimos en la comunidad trinitaria. Siguen llegando a nosotros, nos unen y nos hacen ser como ellos. Siguen a buscar comunión con nosotros, porque desean que seamos unidos como ellos son.
Palabras humanas no pueden explicar perfectamente esta realidad divina y el misterio de la Trinidad. Así, terminología o formulación no es adecuada para comunicarlo. Todo lo que necesitamos es la iluminación de Dios y su gracia, para poder comprender el misterio trinitario y su teología. Sin embargo, la fe cristiana es trinitaria, sobre todo, y es muy importante para todos los cristianos a participar plenamente en este misterio.
Finalmente, la Trinidad no es un concepto teológico abstracto, en cambio, es una realidad que debe ser creído y vivido. La Trinidad es alguien a quien oramos, pero también es una comunidad, la comunión de tres en uno, la familia en cuya imagen podemos construir nuestra propia comunidad humana. En la apreciación de esta fraternidad y comunión, demos alabanza a la Santísima Trinidad: Gloria al padre, y al hijo, y al Espíritu Santo. ¡Amén!
La paz sea con ustedes ¡
Maranatha (Ven Señor Jesús)