La Sagrada Familia de Nazaret: El Modelo Cristiano
Lecturas: 1ra: Sir 3:2-6. 12-14; Sal 127:1-5; 2da: Col 3:2-21; Ev: Lc 22:22-40
Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo en: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
Hoy es el primer domingo del tiempo de Navidad. Es un domingo dedicada la Sagrada Familia de Nazaret. Es decir, la familia de Jesús, María y José. Es el modelo de toda familia cristiana. Sociológicamente hablando, la familia es el núcleo de la sociedad humana, y el lugar donde vida y aprendizaje comienzan.
La importancia de la celebración de hoy tanto en la vida de la iglesia y de la sociedad no puede ser subestimado. Primero, es para recordarnos del importante y papel especifico de la familia como una institución sagrada. Es decir, que el sustento y subsistencia de nuestra sociedad depende en la existencia continua de la familia.
Segunda, esta celebración nos recuerda de la constitución de una familia. Es decir, la justa y naturalmente aceptada unión del padre, madre y sus hijos. Por tanto, cualquiera unión (como mismo sexo) aparte de esto en nombre de la familia, es una aberración. Es también contra Dios que los creó hombre y mujer al principio. Él no tomó la costilla de Adán para crear a otro hombre para cohabitar con él. en cambio, tomó la costilla de Adán y creó un ser humano biológicamente y funcionalmente diferente, mujer (Gen 1 y 2).
La primera lectura de este domingo explícitamente describe los tres diferentes componentes de la familia: el padre, la madre y los niños. Igualmente, subraya la posición de cada miembro en relación con uno al otro: “Dios honra el padre en sus hijos, y afirma la autoridad de la madre sobre los hijos.” Cada uno es importante y único en sus posiciones.
Importante, Sirac enfatizó el papel de los hijos hacia sus padres. Este papel se centra en honor, y obediencia hacia nuestros padres. Pablo lo re-eco: “Hijos es su debe cristiano obedecer a sus padres…Honoran a sus padres y a sus madres. Es el primer mandamiento que lleva una promesa; Para que sean felices y se prolonguen su vida en la tierra” (Ef. 6, 1- 4).
En la segunda lectura, Pablo nos recuerda las virtudes cristianas que son bien importante para sostener nuestras familias. Cada miembro de la familia debe hacer esfuerzos para adquirir las. Estas incluyen: compasión, ternura, bondad, paciencia y el perdón. Más importante, Pablo dice: “Sobre todo esto, vestirse con el amor y dejen que la paz del Cristo controla sus corazones.”
La mayoría de las familias no viven en paz hoy. En lugar de vestirse con el amor, se visten con el odio. Pablo resume recordándonos del papel de cada miembro de la familia: “Padres, aman a sus esposas, y no sean ásperos con ellas…Esposas, respectan a sus esposos…Hijos, obedecen a sus padres… y padres no exasperan a sus hijos.” Estas funciones son bien claras.
Además de las virtudes que Pablo enumeró en la segunda lectura, el Evangelio de hoy nos presenta bien importantes características de la familia. Estas son, oración y unidad en momentos difíciles. Juntos José y María llevaron a Cristo para consagrarlo en el templo. Así que, se actuaron juntos para el bien de su familia.
Cuando Herodes amenazó su bebé, decidieron juntos en oraciones huir a Egipto. Esta es una virtud bien importante emular de la sagrada familia que celebramos hoy. Esto es bien importante en un mundo donde individualismo ha hecho un gran daño a nuestra relación familiar. Oración y unidad sostienen y ayudan nuestras familias. Esto es especialmente, durante momentos difíciles en la vida. Así que, este dicho es cierto y verdad: “unidos vencemos, divididos caemos.” Por tanto, pidámosle a la sagrada familia de Nazaret que nos ayuda como decimos: “Jesús, María y José, hacen nuestros corazones como suyos, Amén!
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranatha!