Lunes de la Semana Santa, Año A

Cristo continúa su misión

Lecturas: 1ra: Is 42:1-7; Sal: 26; Ev: Jn 12:1-11

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo encanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

La Iglesia ha comenzado la Semana Santa. Es una de las semanas más importantes en la historia de nuestra salvación como pueblo de Dios. La persecución de Cristo sólo se intensificará esta semana.

A pesar de esto, Cristo continúa su misión. Su visita a la casa de Lázaro y su familia fue una visita solidaria. Como vimos en la semana pasada, Cristo compartió su dolor, y ¡lloró! Hoy, comparte su alegría.

Christo sabe que los judíos lo estaban buscando, y que lo querían muerto lo antes posible. Sin embargo, ya no tiene miedo porque, sabe que pronto, cumplirá la voluntad de su Padre. Se entregará libremente a ellos con un solo propósito, la salvación del mundo.

Por lo tanto, la unción de los pies de Jesús por Marta dice mucho sobre su futuro. También, muestra el profundo amor que Marta y su familia tenían por Cristo. No sólo le ofrecieron la comodidad de su hogar, sino que también le ofrecieron su preciado y más caro tesoro.

La acción de Marta fue un acto de amor, y una apreciación por lo que Cristo representa para ellos. Cristo es un Mesías, un amigo valioso, y por supuesto, un rey. El valor del perfume lo dice todo.

Marta y su familia no sólo vieron el presente de Cristo, sino que, también vieron su futuro. Vieron su sufrimiento, su muerte, su Resurrección. Lo más importante, reconocieron la presencia del rey de la gloria ante ellos. Así, Martha aprovechó la oportunidad ante ella, y adoraba a Cristo, el Rey.

Mucha gente como Judas, no podía ver esto. Por lo tanto, sólo se quejaron de gastar un perfume caro. Por supuesto, su argumento parecía razonable. Sin embargo, no fue por intención genuina para los pobres, sino por puro envidia y egoísmo.

Al acompañar a Cristo esta semana, pidamos a Dios que, nos mantenga fieles para que, al compartir su sufrimiento, también podamos compartir su gloria.

¡La paz sea con ustedes ¡

¡Maranatha!

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