El Espíritu Santo les enseñará todo
Lecturas: 1ra: Hch 14:5-18; Sal: 115; Ev: Jn 14: 21-26
Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo en: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
Hoy es lunes de la quinta semana de Pascua. En el Evangelio de hoy, según Juan, Jesús continúa discutiendo con sus discípulos.
La pregunta y la respuesta que hemos visto hasta ahora entre Cristo y sus discípulos es un hermoso ejemplo de cómo se hizo la catequesis en las primeras comunidades eclesiásticas.
A través de estas preguntas de los discípulos, y las respuestas de Cristo, los cristianos formaron su conciencia, y encontraron una orientación para resolver sus problemas.
Hemos visto la pregunta de Tomás, y la respuesta de Jesús. Hemos visto la pregunta de Felipe, y la respuesta de Jesús. Hoy, también vimos la pregunta de Judas, y la respuesta de Jesús.
Además de revelar su miedo, estas preguntas también revelan la curiosidad de los discípulos de Cristo de saber más. Jesús ha sido respondiendo a las preguntas de los fariseos. Ahora, era su oportunidad de hacer sus propias preguntas.
Hoy, Jesús prometió enviar al Espíritu Santo que continuará iluminando el corazón y la mente de su discípulo. Les enseñará más y les ayudará a entender los misterios del reino.
Así que, sabiendo que estaba llegando al final de su misión terrenal, y que había muchas cosas que sus discípulos todavía necesitaban saber, Cristo les dijo: “El Consolador, el Espíritu Santo que el Padre enviará en Mi nombre les enseñará todo. Les recordará todo lo que les he dicho.”
Por lo tanto, pidamos a Dios que mantenga nuestro corazón y nuestra mente abiertos a su espíritu, para que, nos ayude a comprender plenamente las realidades del misterio del reino. Alleluia, Alleluia!
La paz sea con ustedes
¡Maranatha!