Miércoles de VII Semana de Pascua, Año A

Que sean uno, como nosotros

Lecturas: 1ra: Hch 20:17-27; Sal: 68; Ev: John 17:1-11

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo encanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

En este miércoles de la séptima semana de Pascua seguimos reflexionando sobre la “Oración Sacerdotal” de Cristo por sus discípulos.

Hoy vemos un aspecto muy importante de esta oración. Es la base del diálogo del Ecumenismo Cristiano. Es decir, por la unidad cristiana.

Esta oración es la base de la famosa encíclica del Papa Juan Pablo II, “UT unum sint” sobre el compromiso ecuménico (25 de mayo de 1995). Después de 25 años, todavía mantiene su relevancia y carácter profético.

Como todo buen pastor, líder y padre, una de las mayores preocupaciones de Cristo es la unidad de su rebaño. Sabía que Satanás haría todo lo posible para dividir y dispersarlos.

Cristo sabía que la división era una amenaza inminente, para la vida y la misión de sus discípulos. Así que, oró apasionadamente: “Santo Padre, guárdela en tu nombre. Para que sean uno, como somos uno.”

Mirando a nuestra situación hoy como cristianos, uno puede ser tentado a decir que la oración de Cristo no fue contestada porque, su Iglesia está tan dividida. Sin embargo, simplemente muestra que Cristo lo vio venir.

Así que, ofreció esta oración porque sabe que la unidad es más poderosa que la división. Que logramos más unidos que divididos. Que somos mejores juntos de lo que estamos divididos.

La división que hoy vemos entre nosotros es un fracaso de nuestra parte como cristianos, y no el fracaso de la oración de Cristo. Es el producto de nuestra desobediencia, debilidad y egoísmo.

Según el Papa Juan Pablo II: “Creer en Cristo significa desear unidad. Es un acto de obediencia que amplía el horizonte del corazón y la mente.” La división es una señal de que necesitamos la intervención y la misericordia de Dios.

Hoy, Cristo continúa orando por nosotros. Sigue pidiéndole a su Padre que nos proteja y nos mantenga unidos en su misión.

Así que, continuar nuestra novena al Espíritu Santo, el evangelio de hoy nos ayuda a prepararnos para el nuevo derramamiento del Espíritu Santo en nuestra vida este Pentecostés. Oremos para que nos ayude cuando venga.

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

 

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