Lunes, XII Semana de Tiempo Ordinario, Año A

¡No juzguen y no serán juzgados!

Lecturas: 1ra: 2 Reyes 17:5-8.13-15.18; Sal: 60; Ev: Mt 7:1-5

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Está trabajando con el Grupo Espirítano de Puerto Rico y República Dominicana. Es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo en: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy es el lunes de la duodécima semana del tiempo ordinario. Hoy, Cristo nos llama a reflexionar sobre la forma en que tratamos a los demás.

Sin embargo, no debemos olvidar el contexto de la discusión de Jesús. Es decir, su crítica a los fariseos, y la reinterpretación de la Ley.

También es importante señalar que, a veces, algunos de nosotros malinterpretan y aprovechan lo que Cristo dijo hoy, solo para vivir como queremos: “Cristo dice, que no debemos juzgar a nadie.”

Por lo tanto, uno puede continuar en sus malos caminos y negar a ser corregido, o también, por completo, pasar por alto el mal y decir, “quien soy yo para juzgar a los demás.” Ambas formas de entender el mensaje de Cristo aquí están equivocadas.

Después de observar cómo los fariseos y los escribas maltrataban a los demás juzgándolos estrictamente e impunemente, Jesús advirtió: “¡No juzguen y no serán juzgados!”

¿Esto no sucede en nuestra sociedad y comunidades hoy en día? Absolutamente, sí. Lo experimentamos todos los días, y muchos ya han perdido la vida a través de un juicio injusto contra ellos.

Nuestra sociedad y algunos de los grupos a los que pertenecemos, están diseñados para este tipo de opresión e injusticia contra los pobres y “los débiles”.

Los pobres y los “débiles” suelen estar marginados y juzgados de forma más estricta, y por supuesto, con un criterio completamente diferente.

Esto es lo que Cristo vio y condenó. No dice que no se deba tener un buen sentido del juicio, o que no haya juicio de ningún tipo. Más bien, está en contra de la injusticia sistémica y estructural como existe hoy.

Así que, antes de condenar a otros, debemos asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto. Nuestro juicio no debe ser sesgado a fin de favorecer a una persona, y hacer la vida extremadamente difícil para la otra.

Recordar que podríamos ser tan vulnerables como el que estamos juzgando es empatía. Nos ayuda a vernos en la situación del otro. Así que, nos ayuda a ser misericordiosos y compasivos.

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

 

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