Lunes, XV Semana de Tiempo Ordinario, Año A

He venido a traer la espada a la tierra

Lecturas: 1ra: Is 1:10-17; Sal: 50; Ev: Mt 10: 34-11:1

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo alcanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy, lunes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario, Mateo presenta la última parte del discurso de Cristo sobre la misión.

Nuestro mundo está lleno de muchos tipos de contradicciones. Por lo tanto, para un “infante”, la palabra de Dios puede parecer contradecirse a sí misma.

Hoy, Cristo molestó a sus oyentes: “No piensen que he venido a traer paz sobre la tierra. No he venido a traer paz, sino espada.”

No hay duda, que este discurso presenta algunas dificultades, y lo que puede parecer una contradicción. Esto es especialmente, dado que, uno de los títulos más preciados de Cristo es: “El príncipe de la paz” (Is 9:6).

En su bienaventuranza Cristo enseñó: Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5:9). También, dijo a sus discípulos: “La paz les dejo; mi paz les doy. No les doy como el mundo da” (Jn 14:27).

Por el contrario, hoy Cristo “amenazó” al mundo con una “espada”, en contra de la paz que se esperaba que el mesías traería.

Sin embargo, si se lee paciente y meditativamente, la “contradicción” desaparece, y la verdad emerge. En primer lugar, este es un gran recordatorio de que la buena nueva puede ser malinterpretadas y, por consiguiente, la mala interpretación se convertirá en la “fuente” de mucha discordia.

Por supuesto, hoy hay muchas familias que no viven en paz porque, algunos miembros han malinterpretado la palabra de Dios. Así que, en lugar de usarla para unirse, la han manipulado para sembrar discordia y división.

También, a través de esto, Cristo nos recuerda que el evangelio cuestionará las tradiciones y jerarquías existentes. Ciertamente sería un contraste con sus principios y una amenaza a su existencia.

Así que, los que llevarán el mensaje o identificarse con ello experimentarán la resistencia e incluso persecución, y su paz se sería perturbada.

A veces, los asociados más cercanos, hermanos, hermanas e incluso padres son los líderes de esta resistencia, persecuciones e incluso traiciones.

Esta es la espada de la que Cristo está hablando. De hecho, Cristo si mismo fue víctima de esta espada, y todos sus fieles seguidores la experimentaran.

Sin embargo, la buena noticia es que: “Por tu resistencia, ganarás tu vida” (Lc 21:9), y ciertamente, la paz eterna será tuya.

La paz sea con ustedes.

¡Maranatha!     

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