Vengan a mí, todos los que están fatigados
Lecturas: 1ra: Is 26:7-9.12.16-19; Ps: 101; Gos: Mt 11:28-30
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
Hoy es el jueves de la decimoquinta semana del tiempo ordinario. Hoy, Cristo nos extiende una invitación muy importante: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio.”
Esta invitación llegó en el contexto de su discurso a la multitud de sus humildes seguidores. A través de esto, Cristo expresa su preocupación por nuestro bienestar físico y espiritual.
Esta es una invitación abierta a: “Todos los que laboran y están sobrecargados”. Es una invitación para todos los que buscan la verdad. Es para todos los que viven bajo la esclavitud y la opresión de sistemas injustos.
En aquel tiempo, de Cristo, como es hoy, los pobres sufrieron injusticias políticas, sociales y estructurales de las autoridades romanas. Además, sufrieron injusticias religiosas por parte de los fariseos y los escribas.
Hoy, Cristo utilizó un símbolo muy popular para extendernos su invitación. El yugo es un instrumento agrícola utilizado para unir a los animales para que deban moverse y trabajar juntos. Por lo tanto, pierden su libertad individual.
Esto coloca una carga muy seria en el cuello y los hombros de ambos animales. Desafortunadamente, cuando los animales de diferentes tamaños, actitud o fuerza están juntados, sufren mucho. Por lo tanto, Pablo nos advierte: ” No formen yunta con los incrédulos” (2 Cor 6:14).
Así que, Cristo sabe que algunos de nosotros estamos sufriendo de esta manera. Hay tantas cosas que nos han atado. Hay situaciones en nuestras vidas que han robado y limitado nuestras libertades. Hay fuerzas que nos han tomado cautivos y, sin embargo, no podemos liberarnos de ellas.
La triste noticia es que, ya sea a través de nuestras malas decisiones en la vida, o a través de las acciones de las fuerzas espirituales o humanas más fuertes que nosotros, hemos sido desigualmente juntado. Así que hemos perdido nuestra libertad de pensar y actuar sabiamente.
Sin embargo, la buena noticia es que Cristo está listo para cambiar nuestra fortuna. Está dispuesto a desatarnos de lo que nos ha oprimido durante mucho tiempo para que podamos estar libres de nuevo.
Por lo tanto, nos invita a venir a él. Venir a él significa aceptar su reinado, y su reino. Tomar su yugo es estar libre del yugo del mal, la esclavitud, la injusticia y el sufrimiento inmerecido.
Una vez más, se necesita humildad, sabiduría y sinceridad para responder a esta importante invitación. Así que pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a responder sabiamente.
La paz sea con ustedes
¡Maranatha!