Miércoles de la XIX Semana del Tiempo Ordinario, Año A

Reconciliación Cristiana

Lecturas: 1ra: Ez 9:1-7; 10:18-22; Sal: 112; Ev: Mt 18:15-20

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo alcanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy es el miércoles de la decimonovena semana del tiempo ordinario. En el Evangelio de hoy, Cristo nos enseña los principios de la resolución de conflictos y la reconciliación a través del diálogo y el amor mutuo.

No importa cómo lo intentemos, como la muerte, el conflicto es inevitable en la vida. Aparece en nuestras familias, matrimonios, oficinas, relaciones, e incluso en nuestras comunidades religiosas. De hecho, vienen de formas diferentes que no esperamos.

A veces, algunos de nosotros pensamos que la mejor manera de resolverlos es, huir de ellos, o fingir que no existen. Sin embargo, siempre es reaparecen.

Cristo era consciente de la inevitabilidad de los conflictos generados por los delitos, pecados, las heridas y los desacuerdos. Lo vio entre sus discípulos, lo vio en su comunidad, y sabía que seguirían existiendo.

En el centro del principio de Cristo hoy está el diálogo. Es decir, la capacidad de sentarse y hablar, escuchar al otro, ver las cosas desde la perspectiva de los demás y estar sinceramente listo para resolver problemas.

Así que, en el evangelio de hoy, Cristo nos da un principio tridimensional de reconciliación. Primero, tenemos que sentarnos y dialogar. Busque la mediación de un buen amigo y, finalmente, busque la mediación de nuestra comunidad.

Pablo preguntó: “Si alguno de ustedes tiene una disputa con otro, ¿se atreven a llevarla ante los impíos para ser juzgados en lugar de ante el pueblo del Señor?” (1Co 6:1).

Como cristianos, ¿cómo resolvemos nuestros problemas hoy en día? ¿Cómo los manejamos o resolvemos amigablemente? ¿Tomar “una libra de carne” del otro, o ir directamente a la corte de la ley? Debemos tomar nota de los tres pasos básicos que Cristo nos da hoy.

Desafortunadamente, descuidamos todos estos pasos básicos y vamos directamente a: “Trátalo como un pagano o un publicano.” Cristo nos enseña que antes de esto, debemos hacer esfuerzos frenéticos para reconciliarnos a través del diálogo.

El diálogo promueve el respeto mutuo por el otro, nos ahorra mucha energía, tiempo y el costo de los pleitos legales. Promueve el amor mutuo y restaura las relaciones.

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

 

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