¡Ay de Ustedes, hipócritas!
Lecturas: 1ra: 2 Tes 2:1-3. 14-17; Sal: 95; Ev: Mt 23:23-26
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
Hoy es el martes de la vigésima primera semana de tiempo ordinario. En el evangelio de hoy, Cristo mostró su desagrado contra el estilo de vida de los escribas, fariseos y autoridades judías.
Uno podría preguntarse, por qué está tan disgustado Cristo hasta el punto de maldecir las autoridades. La respuesta es simple, y se encuentra en las palabras de Cristo:
“¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre!”
Hay un punto que está claro aquí, la falta de sinceridad y el doble estándar de la vida de las autoridades. Presentan una imagen falsa de sí. Esto es la definición de Cristo de hipócritas y sepulcros blanqueados.
La acción de Cristo hoy demuestra, y nos recuerda cómo decir la verdad al poder y a la autoridad. Por mucho que es amoroso, paciente y amable, Cristo desea que hagamos lo que es justo, y viva sinceramente.
No tenía miedo de enfrentarse a la injusticia y la falsedad. Más bien, condenó sus acciones y los desafió a ver cómo su forma de vida estaba afectando negativamente a los demás.
Hay algunas lecciones para nosotros en el evangelio de hoy. Primero, en lugar de permanecer callados mientras crece la injusticia y la falsedad en nuestro alrededor, debemos hablar. Esto es una parte integral de nuestro ministerio profético.
Segundo, no debemos vivir una vida falsa o doble. Esto es porque, afecta a otros negativamente. Así que, debemos vivir una vida muy transparente. Nuestras acciones deben coincidir con nuestras palabras, y reflejar quiénes somos, y quien realmente representamos.
La paz sea con ustedes.
¡Maranatha!