Sábado de la XXII Semana del Tiempo Ordinario, Año A

El Hijo del Hombre también es Dueño del Sábado

Lecturas: 1ra: 1 Co 4:6-15; Sal: 145; Ev: Lc 6:1-5

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo alcanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy, el sábado de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario, Lucas nos presenta un debate entre Cristo y los fariseos.

El protocolo y la burocracia nos ayudan a mantener cierto nivel de decoro en nuestros sistemas. Sin embargo, conducido al extremo, podrían destruir el mismo sistema que se suponía que mantener y proteger.

Cuanto más legalistas y rígidos nos convertimos, más insensibles nos convertimos a la necesidad inmediata y situación de los demás. De esta manera, perdemos la capacidad de empatizar con los demás y, por consiguiente, la verdadera esencia de la vida.

Según la tradición judía, el trabajo está prohibido en el sábado. Así que los fariseos eran estrictos en su defensa y aplicación de esta ley.

En el evangelio de hoy, se acusaron a Cristo: “Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado”. Esto fue porque arrancaron espigas y a comieron los granos en el sábado.

Para los Fariseos, todo lo que importaba era hacer cumplir la ley. No podían ver más allá de esto. No importa si los jóvenes mueren de hambre o no. Así que, es más importante salvar la ley que salvar sus vidas.

Cristo respondió a esta acusación de una manera muy interesante. Mostró un excelente conocimiento de la misma ley que invocaron para condenarlos.

Cristo citó tres casos similares de la Escritura. Estos incluyen la acción de David; la regulación sobre la obra de los sacerdotes en el templo, y la acción del profeta Oseas. Esto es pura sabiduría en acción.

La respuesta de Cristo hoy tiene mucho que enseñarnos. Sin embargo, basta notar que, Cristo no estaba en contra de la ley del sábado ni apoyo el traspaso irrazonable en las propiedades de otras personas.

Más bien, a través de su respuesta nos enseña que cuando la vida está en peligro, las leyes y las regulaciones podrían ser suspendidas para salvarla. El hambre es uno de esos peligros que todavía está matando muchas personas en nuestro mundo.

Lamentablemente, debido a muchas regulaciones y restricciones, el hambre sigue matando más personas aun en medio de la abundancia.

Así que, incluso en las peores situaciones de la vida, mostrar un poco de bondad y misericordia hace mucha diferencia. Nuestro Dios es el Dios de la ley y del orden. Lo más importante, también es el Dios de la misericordia y la compasión. Por lo tanto, Cristo nos recuerda: ” Misericordia quiero y no sacrificios.”

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

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