Lunes de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario, Año A

Caridad versus Legalismo

Lecturas: 1ra: 1 Co 5:1-8; Sal: 5; Ev: Lc: 6:6-11

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo alcanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy, el lunes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario, Lucas nos presenta otro milagro de Cristo con sus paralelos en Mt 12:10-14 y Mc 1:1-6.

El milagro de hoy fue una doble prueba para Cristo. La prueba de su fidelidad a su misión salvadora, y la prueba de las expectativas de sus críticos.

Cristo pasó ambas pruebas. Primero, sanó al hombre en cumplimiento de su misión: “Proclamar la libertad a los cautivos y sanar a los enfermos” (Lc 4:19).

También pasó la segunda prueba. Cumplió la expectativa de sus críticos, sanando al hombre en un sábado. Hizo lo que esperaban de él, “violación” de la ley de sábado, para tener una evidencia para acusarlo.

Así que, para los fariseos, lo importante, o el problema no era que Cristo sanó o salvó a un hijo de Abraham como ellos, que estaba sufriendo.

Más bien, ” acecharon a Cristo para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.” Así que, la observancia de la ley del sábado era más importante que la vida del hombre.

Una lección bien importante para nosotros hoy es la diferencia entre la prioridad de Cristo y la de sus críticos. Para Cristo, la prioridad más importante era la restauración y el bienestar de su gente y la humanidad entera.

Mientras que, para los fariseos, era promulgar y proteger más leyes que solo hacían la vida y la caridad más difíciles para la gente.

Algunos cristianos prefieren ser llamados “cristianos conservadores”. Sus acciones y palabras muestran que desean ser: “más católicos que el Papa”.

Por supuesto, no hay nada malo en conservar lo que es bueno. Sin embargo, el problema es convertirse en un “cristiano legalista.”

Desafortunadamente, el legalismo puede convertirse fácilmente en el archienemigo importantísima de la virtud cristiana de Caridad. Este era el problema de los fariseos y de los escribas, como es, el problema de algunos cristianos de hoy.

Cristo no estaba en contra de la ley del sábado, pero nos enseña que a veces la caridad, y la misericordia cristiana pueden prevalecer por un gran bien, sobre una cierta ley. Especialmente, cuando su “violación” no causa ningún daño a nadie.

Así que, la diferencia entre la prioridad de Cristo y la de sus críticos, es la diferencia entre un cristiano caritativo y un cristiano legalista.

La paz sea con ustedes.

¡Maranatha!

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