Viernes, XXVII Semana del Tiempo Ordinario, Año A

¡Ten cuidado con la envidia y la falsedad!

Lecturas: 1ra: Gal 3:7-14; Sal:111; Ev: Lc11:15-27

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Está trabajando con el Grupo Espirítano de Puerto Rico y República Dominicana. Es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo encanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy, el viernes de la vigésima séptima semana del tiempo ordinario, Lucas nos presenta un encuentro y discusión muy feroz entre Jesús y los fariseos.

La táctica de los fariseos en el Evangelio de hoy es la retórica hostil e insultos para empañar la imagen de Cristo y disminuir el significado de su misión y sus obras maravillosas.

Así que, en lugar de aplaudir a Cristo por liberar a aquellos que están bajo el cautiverio de espíritus malignos, lo acusaron falsamente: “Por el poder de Beelzebub, el príncipe de los demonios, él expulsó a los demonios”. ¡Qué vergüenza!

Esto es lo que la envidia y el odio pueden causar. Una persona envidiosa no ve nada bueno en la acción de su enemigo. Puesto que no había manera de atrapar a Cristo, el único medio disponible era mentir contra él.

¿Esto sucede entre nosotros hoy en día? ¡Claro! Sin embargo, es un signo de una persona no convertida. Es un signo de la dureza del corazón tan evidente alrededor y dentro de nosotros hoy.

El asesinato de carácter es un vicio y viene en diferentes formas. Así que, siempre debemos tener cuidado con aquellos que difunden falsas noticias acerca de otros.

Debemos diseñar sus motivos y credibilidad. Por lo tanto, “no crean en todo espíritu, sino que prueben a los espíritus para ver si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido al mundo” (1 Juan 4:1).

Su intención es simple, confundir la verdad y engañarnos. Desafortunadamente, hoy en día lo que vende rápido es la falsedad porque es barato, y muchos de nosotros caemos fácilmente.

Finalmente, debemos apreciar la buena obra que Dios realiza a través y en los demás. Por lo tanto, en lugar de ser envidiosos, pidamos a Dios que nos ayude a ver lo bueno en los esfuerzos y talentos de los demás. Este es el camino más rápido hacia el crecimiento y el desarrollo.

La paz sea con ustedes.

¡Maranatha!

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