Martes, XXVIII Semana del Tiempo Ordinario, Año A

¡Ah, ustedes Fariseos!

Lecturas: 1ra: Gal 5:1-6; Sal: 119; Ev: Lc11: 37-41

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Está trabajando con el Grupo Espirítano de Puerto Rico y República Dominicana. Es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo encanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy es el martes de la vigésima octava semana de tiempo ordinario. En el evangelio de hoy, Cristo mostró su desagrado contra el estilo de vida de los fariseos.

Uno podría preguntarse, por qué está tan disgustado Cristo hasta el punto de maldecir las autoridades. La respuesta es simple, y se encuentra en las palabras de Cristo:

“¡Ah ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, ¡el interior de ustedes está lleno de robos y maldad!”

Hay un punto que está claro aquí, la falta de sinceridad y el doble estándar de la vida de fariseos. Presentan una imagen falsa de sí. Esto es la definición de Cristo de hipócritas y sepulcros blanqueados.

La acción de Cristo hoy demuestra, y nos recuerda cómo decir la verdad al poder y a la autoridad. Por mucho que es amoroso, paciente y amable, Cristo desea que hagamos lo que es justo, y viva sinceramente.

No tenía miedo de enfrentarse a la injusticia y la falsedad. Más bien, condenó sus acciones y los desafió a ver cómo su forma de vida estaba afectando negativamente a los demás.

Hay algunas lecciones para nosotros en el evangelio de hoy. Primero, en lugar de permanecer callados mientras crece la injusticia y la falsedad en nuestro alrededor, debemos hablar. Esto es una parte integral de nuestro ministerio profético.

Segundo, no debemos vivir una vida falsa o doble. Esto es porque, afecta a otros negativamente. Así que, debemos vivir una vida muy transparente. Nuestras acciones deben coincidir con nuestras palabras, y reflejar quiénes somos, y quien realmente representamos.

La paz sea con ustedes.

¡Maranatha!

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