Cristo Resucitado es Nuestro Buen Pastor y Modelo
Lecturas: 1ra: Hechos 4, 8-12 Sal 117, 1-29; 2da 1Jn 3, 1-2 Ev: Jn 10, 11-18
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Hoy, el cuarto domingo de Pascua, la iglesia celebra a Cristo, el Buen Pastor, y la jornada mundial de oración por las vocaciones. Hoy, regocijamos porque, Cristo nos lleva a la seguridad y salvación.

En nuestra primera lectura, Pedro testificó a través de su milagro que Jesús es en realidad el buen pastor que cuida de su rebaño. Es su deseo de sanarnos. Así como el pastor acompaña a su rebaño, él está con nosotros en todo momento. Él nos cuida y guía a lo largo del camino de la vida. Él se preocupa por nosotros. Cada vez que invocamos a Cristo nuestro buen pastor en la fe, él nos oye y nos responde según el propósito de su voluntad.
Hoy, Pedro, el buen pastor apostólico, desempeñó su papel pastoral muy bien. Por el poder del Espíritu Santo, su predicación convirtió a tres mil personas, en un día. Aquí, la lección es simple. Un pastor que se prepara bien y trabaja con el Espíritu Santo, es un instrumento poderoso en las manos de Dios. Pedro estaba preparado. Así que, Dios le dio una abundante cosecha de almas.
En la segunda lectura, el mismo Pedro nos recuerda que, como Cristo, un pastor debe soportar el sufrimiento por el bien de su rebaño: “Cristo sufrió por ustedes, y le dejó un ejemplo para seguir. Llevó nuestras faltas en su propio cuerpo en la cruz.”
En el evangelio de hoy, Cristo destacó las cualidades y las características de un buen pastor. Primero, “es el que entra por la puerta”. Segundo, “sus ovejas oyen su voz, y lo siguen porque conocen a su voz”.
Tercero, “él llama a sus propias ovejas y las guía”. Esto simplemente significa que, una buena relación debe existir entre un buen pastor y su rebaño. Una relación basada en el amor, la confianza, y el respeto mutuo.
Así que, como ovejas de su rebaño, debemos hacer a Cristo el pastor de nuestras almas. Debemos escuchar su voz en las sagradas escrituras, y en las enseñanzas de la Iglesia. También, para ser verdaderamente parte del rebaño de Cristo, debemos seguir sus ejemplos.
Si acercamos a él, escucharemos y reconoceremos su voz. Nos invita: “Vengan a mí, y les daré descanso” (Mt1:28). Nunca falla, porque conoce nuestro camino diario. Como sus hijitos, sabe cuándo llevarnos sobre sus hombros, por nuestra propia seguridad.

Hoy, la Iglesia nos ofrece otra buena oportunidad para orar por el Santo Padre, todos los líderes de la iglesia, de las familias y del mundo. Oremos también por los jóvenes que sientan llamados por Cristo el buen Pastor, para que pueden responder a la voz de su maestro y para cumplir su voluntad en su vida.
Finalmente, cantemos confiadamente: “El Señor es mi pastor, nada me faltará. Ciertamente, la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida (Salmo 23:1.6). ¡Aleluya, Aleluya!
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranatha!