Fe demostrada a través de la acción
Lectura: (1ra: Is 50, 5-9; Sal: 114; 2da: Sant 2, 14-18; Ev: Mc. 8, 27-35
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Fue el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Hoy el vigésimo cuarto domingo del tiempo ordinario, honramos y celebramos a Cristo el hijo de Dios que humildemente aceptó la debilidad de nuestra condición humana. El demostró su solidaridad con nosotros al renunciar generosamente y aceptar la Cruz.
Nuestra primera lectura de Isaías es una de las “canticos de siervo sufriente de Dios”. Es la profecía sobre Jesucristo el Mesías. Cristo no era rebelde. Por el contrario, hizo la voluntad del padre proclamando y asegurando la salvación para la humanidad. A través de su acción, Cristo demostró su amor por nosotros.

Nuestra segunda lectura es un reto para cada uno de nosotros de ser prácticos con nuestra fe. Nos presenta la realidad de lo que realmente significa ser un verdadero cristiano. Santiago nos recuerda que: “La fe sin buen trabajo es muerta o inútil”. Mientras reflexionaba sobre el mensaje de hoy recordé estas palabras de Jenifer López mientras apelaba a la caridad en nombre de los niños enfermos. Ella dice: “Los milagros no vienen fácilmente… detrás de cada milagro hay un corazón generoso y caritativo.”
Este corazón generoso y caritativo es un corazón de fe en acción. Dios necesita nuestra oración, nuestras dulces palabras y más importante nuestra fe expresada en acciones concretas. Esto es lo más importante para lograr el próximo milagro para otros. Cristo demostró su amor por nosotros prácticamente. Oró y también ofreció su propia vida por nosotros. El cristianismo práctico significa fe en acción. Significa sacrificio. Significa compartir el dolor y la alegría de los demás.
En el Evangelio de hoy Jesús habló de cómo él cumpliría la profecía de Isaías. Su misión era redimir a la humanidad a través de su propio sufrimiento y muerte. Sin embargo, Pedro no entendía esto. Aunque, él tenía razón al profesar que Jesús es el Mesías, era difícil para él entender cómo Jesús podía ofrecerse a sí mismo para ser crucificado por la salvación de todos.
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DonateDonate monthlyDonate yearlyPedro sabía quién era Jesús, pero no estaba dispuesto a aceptar la realidad que le enfrentó. Él quiere la corona, pero niega la cruz que debe venir antes de ella. Como Pedro, la mayoría de las veces no queremos enfrentar las realidades de nuestra vida. Especialmente, momentos que ponen a prueba nuestra fe. Más bien, queremos negarlos. Sólo queremos oír que no habrá dificultades en la vida.
Mis queridos amigos, el cristianismo práctico significa fe en acción. Significa aceptar llevar nuestra cruz humildemente y pacientemente mientras confiamos en la misma gracia que ayudó a Cristo. Es por cargar su cruz y muriendo en ella que Cristo demostró su amor y generosidad por nosotros. Así que, Cristo quiere que hacemos lo mismo. La fe práctica nos ayuda a entender y vivir el misterio de la Cruz. La fe sin acción está muerta. Puesto de otra manera, una fe no demostrada no tiene valor.
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranatha!