Homilía del Vigésimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario, Año B

El Espíritu de Dios sopla por donde quiere

Lectura: 1ra: Nm 11, 16-17. 24-29; Sal 5; 2da Sant 5, 1-6; Ev: Mc 9:38-43. 45.47-48

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Fue el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com

(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)

Hoy, el vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario, damos gracias a Dios que da libremente su espíritu a todos los hombres. A través del don gratuito de Dios, la gente de todas las naciones puede resistir el mal y manifestar su verdadero espíritu en sus vidas y acciones. La primera lectura y el evangelio de hoy son similares en muchas maneras. Nos recuerdan que Dios puede elegir libremente y equipar a quien quiera.

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En la primera lectura, vemos los hombres que quedaron en el “campamento” profetizando en el poder del espíritu de Dios. También en el evangelio vemos a los hombres afuera del grupo de los discípulos de Cristo predicando y expulsando demonios tanto en el poder del Espíritu Santo, como en el nombre de Jesucristo. En consecuencia, vemos a los discípulos celosos y envidiosos que se asustan y se preocupan.

Temían que estos hombres afuera de su grupo, a quienes el Señor eligió y ungió con su espíritu, fueran amenazas a su misión y posición. Así que, en lugar de verlos como compañeros o colaboradores en la misión de Dios, se volvieron celosos y los despreciaron. Pensaron que el espíritu y la misión de Dios sólo les pertenece. Por desgracia, se equivocaron.

Curiosamente, Moisés y Jesús se rehusaron a ceder ante los temores, los celos y la petición maliciosa de sus discípulos para detenerlos. Ellos mismos, siendo llenos del espíritu de Dios, sabiamente discernieron y sabían que estos hombres eran genuinos. Su misión estaba en consonancia con la voluntad de Dios de que todos los hombres recibieran su espíritu y predicaran la buena nueva.

Por lo tanto, Moisés respondió: “Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el espíritu del Señor”. Mientras que Jesús les dijo a sus discípulos:  “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí.” Así que, para Moisés y Jesús, fue un buen desarrollo y estaban en contra del espíritu de envidia y opresión.

Así que, hoy Santiago nos advierte contra la opresión e injusticias de todo tipo contra los débiles, los pobres y los que Dios ha elegido libremente. Esto es especialmente, contra aquellos que no pertenecen a nuestro grupo o clase. No debemos estrangular el verdadero espíritu de Dios en acción en ellos. Más bien, debemos ayudarles a avanzar y crecer físicamente y espiritualmente.

Hay muchas lecciones para nosotros de las lecturas de hoy. Primera, Dios puede elegir y usar a cualquiera que desee para su misión. Segunda, Dios da su espíritu para la edificación de su iglesia. Tercera, nada (ni siquiera el diablo), puede detener a quien Dios verdaderamente ungí para su misión. Entonces, cuando Cristo dice que: “La puerta del infierno no prevalecerá contra la iglesia” (Mt 16:18), él quiere decir que el espíritu de Dios está sobre su iglesia. Durará tanto tiempo como Dios quiere.

Cuarta y lo más importante, no debemos ser celosos o envidiosos del don de los demás. Más bien, debemos vernos los unos a los otros (especialmente, aquellos que Dios verdaderamente ha llamado) como compañeros en la misión de Dios. A veces, nosotros (incluso sacerdote y religiosos), somos culpables de este pecado capital.

A menudo estamos celosos de aquellos que el Señor ha elegido para una misión y necesidad particular de su iglesia, en la medida en que tratamos de estrangular su misión y sus esfuerzos. Lo hacemos ignorantemente pensando (como hizo Saúl en hechos 9), que estamos defendiendo a Dios y a su iglesia.

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Seguramente, esto es un poco complicado y difícil. ¿Significa que todo espíritu es verdad?Ciertamente no, especialmente, ahora que hay muchos falsos pastores y profetas y lobos vestidos en el manto de las ovejas. ¡Sin embargo, no hay causa para alarmas!

Todo lo que necesitamos hacer es humildemente y cuidadosamente, “discernir cada espíritu” (I Jn 4:1). El estándar de Cristo de: “Por sus frutos los conocerán” (Mt 7:16) debe ser seguido sabiamente para este discernimiento. También, la regla universal que, “No todo que brilla es oro”, debe ser observado diligentemente.

Finalmente, todo esto exige sabiduría, y es el Espíritu de Dios si mismo que da esta sabiduría. Sólo aquellos que están llenos, y son dóciles al Espíritu Santo pueden discernir y distinguir entre el verdadero y falso espíritu. Por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos de no despreciar a aquellos que el Señor ha elegido libremente y verdaderamente, y llena de su espíritu para la edificación de su iglesia.

¡La paz sea con ustedes!

¡Maranatha!

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