Santa María Madre de Dios, intercede por nosotros en este año
Lecturas: 1ra: Nu 6:22-27: Sal: 66:2-6; 2da: Gal 4:4-7: Ev: Lc 2: 16-21
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Fue el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al:canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Hoy es un día especial para todos nosotros. Así que, feliz año nuevo, y el día de la fiesta de María, madre de Dios. Damos gracias a Dios por las celebraciones de hoy, las cuales son grandes fuentes de bendiciones. Primero, por el regalo de un nuevo año. Segundo, por el don de una preciosa madre para acompañar e interceder por nosotros a lo largo de este año.

El título “madre de Dios” es del griego “Theotokos”. A través de esta celebración, la Iglesia nos recuerda el papel especial de María en el plan de salvación. Esta solemnidad puede ser trazada al Concilio de Éfeso en 431. Oficialmente, se celebró primero en Portugal como la maternidad divina de María.
En 1931, el Papa Pío XI extendió la fiesta a toda la iglesia. Finalmente, en 1974, el Papa Pablo VI quitó la fiesta de la circuncisión de Cristo del calendario litúrgico el primer día del año. Lo reemplazó con la solemnidad de María, madre de Dios.
Sobre el importante papel de María en el plan de Dios y la solemnidad de hoy, la Iglesia enseña: “María, la Santa y siempre Virgen Madre de Dios, es la obra maestra de la misión del hijo y del espíritu en la plenitud del tiempo. Por primera vez, en el plan de salvación y porque su espíritu la había preparado, el Padre encontró el lugar de la morada donde su hijo y su espíritu podían habitar entre los hombres. (CIC 721).

El año nuevo nos ofrece nuevas oportunidades, nuevas ideas y nuevas resoluciones. Es un signo de regeneración y un tiempo de nueva esperanza. Cada año nuevo, hacemos nuevas resoluciones. Por desgracia, apenas los cumplimos. Posiblemente, porque siempre tenemos prisa de hacerlas, y consecuentemente, no consultamos a Dios sobre las tales resoluciones.
Por lo tanto, una cosa importante que debemos hacer este año es resolver fortalecer nuestra relación con Dios. Proverbios dice: “comprométete al Señor y él establecerá tus planes (Pr 16, 3). Por lo tanto, este año debemos desarrollar el espíritu resiliente de Moisés que insistió ante Dios: “Si no nos acompañas personalmente, no dejaremos este lugar.” (Ex 33, 15).
Nuestra primera lectura es una bendición del año nuevo de Dios para nosotros. Es una señal de la fidelidad de Dios, y su voluntad de trabajar con nosotros este año. Por lo tanto, a través de sus bendiciones, Dios nos ha preparado para el viaje de este año. Por lo tanto, todo lo que tenemos que decir es un resonante amén a esta bendición y caminar justamente con Dios en este año.
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DonateDonate monthlyDonate yearlyEl Evangelio simplemente nos enseña que María cumplió su papel como madre hacia su hijo. Ella lo concibió y lo nutrió con amor y ternura. Ella igualmente lo acompañó a través de cada etapa de su vida, incluso hasta su muerte en la Cruz. En otras palabras, no sólo dio a luz a Jesús, María le ayudó a cumplir el plan de Dios para la humanidad. A través de esto, ella se presenta como el epítome y modelo de la buena maternidad.
Así que, mientras continuamos nuestro caminar con Dios en este año, pidamos constantemente la intercesión de María, madre de Dios: O, Santa Madre de Dios, no niegas nuestras oraciones en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros, oh, gloriosa y bendita Virgen. Amén.
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranata!