No es un camino fácil, pero Jesús camina con nosotros
Lecturas: 1ra: Jl 2, 12-18; Sal: 50; 2da: I Co 5, 20. 6, 2; Ev: Mt 6, 1-6. 16-18
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Fue el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo all:canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Miércoles de Ceniza marca el inicio de Cuaresma de la Iglesia. Según la doctrina de la Iglesia, los días de la semana de Cuaresma desde Miércoles de Ceniza hasta el sábado antes de domingo de Ramos tienen precedencia sobre las memorias de los santos.

La Cuaresma no es simplemente un período “para cumplir la obligación que nos impone la iglesia,” durante este período del año. Más bien, se marca el inicio de una parte importante de nuestra historia salvífica. Es realmente una temporada de re-vivir todo el misterio pascual de Cristo.
Por lo tanto, las lecturas de hoy nos recuerdan la importancia de este tiempo de Cuaresma, que comienza con la celebración de Miércoles de Ceniza. El profeta Joel nos llama al arrepentimiento a través de: ” Ayuno, luto y llanto.” Mientras que Pablo llama a esta temporada: “un momento de gracia, un tiempo favorable, y por supuesto, el día de la salvación.”
Por lo tanto, él nos advirtió que aprovecháramos esta temporada con el fin de reconciliar los hombres con Dios. Como nuestra primera lectura, el evangelio nos recuerda de las más importantes virtudes de esta temporada: “La limosna, la oración y el ayuno.” No sólo resalta estas virtudes, sino también nos recuerda que nuestra observancia de Cuaresma debe ser llevada a cabo con humildad y piedad.
Según al Antiguo Testamento, llevar cenizas es un signo de vergüenza, derrota y más importante, un signo de arrepentimiento. Para nosotros, los cristianos, significa más. Es un punto importante en la historia de nuestra salvación. Aunque, la ceniza que vamos a recibir hoy es un símbolo de muerte, fortalece nuestra esperanza de levantarnos con Cristo. Por lo tanto, Pablo nos recuerda que: “Si morimos con Cristo, resucitaremos con Él” (Romanos 6:8).

Hoy, vamos a recibir libremente la ceniza de las palmas del último Domingo de Ramos. Esta ceniza es un símbolo de la penitencia hecha sacramental por las bendiciones de la Iglesia. Se trata de un símbolo de nuestra decisión voluntaria de caminar con Cristo esta temporada. También nos recuerda que la vida pasa en la tierra. También nos recuerda que la vida no termina en la tierra. Por lo tanto, se nos recuerda de este hecho a través de estas palabras: “Recuerda, El Hombre es polvo, y al polvo volverás”.
La temporada de cuaresma no termina con el Miércoles de Ceniza como muchos de nosotros pensamos. Esto es porque muchos simplemente recibirán la ceniza hoy y desaparecerán. No, ésta no es la manera correcta para observar esta temporada. El tiempo de Cuaresma se observa mejor asistiendo a las funciones litúrgicas como vía crucis y los retiros.
También se involucra tomar una buena ventaja de los sacramentos, especialmente el sacramento de la reconciliación. Se involucra visitas al Santísimo Sacramento y a peregrinar. Se involucra momentos de reflexión profunda en el misterio de nuestra salvación. Se trata de un período de reconciliación, el ayuno, la oración y la limosna como nuestras lecturas nos recuerdan hoy. Por supuesto, no podemos olvidar que esta temporada nos ofrece una gran oportunidad para llevar a cabo las obras de misericordia espiritual y corporal.

Por último, es importante decir que, a lo largo de esta temporada, necesitamos mucha disciplina, valentía, perseverancia, fe y la tranquilidad de la mente con el fin de triunfar. Con el salmista, pidamos al Señor esta temporada: “Ten piedad de nosotros, O Señor, porque hemos pecado”.
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranatha!