Preparación en la Esperanza para recibir a Cristo
Lecturas: 1ra: Is 11, 1-10; Sal: 71; 2nd: Ro 15, 4-9; Ev: Mt 3, 1-12
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Era el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al:
canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Hoy es el segundo domingo de Adviento. Como una familia del pueblo de Dios, seguimos en la esperanza de recibir el cumplimiento de la promesa de Dios a través de nuestros antepasados en la fe. Por lo tanto, este domingo la Iglesia nos recuerda que mientras estamos sostenidos por la gran esperanza de la venida del Señor, tenemos que prestar atención a la voz de uno clamando en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderezad su camino.” Algo común a todas las lecturas de este domingo es que ellas están ancladas en la profecía de Isaías sobre el Mesías.

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En la primera lectura, Isaías profetizó sobre la venida del Señor en términos inequívocos. Igualmente, se describieron claramente las cualidades y marcas de este rey prometido. En primer lugar, Él se llenará del espíritu de Dios. Será un hombre de integridad. Él juzgará con equidad y justicia. No sólo tiene el temor de Dios, sino respetará a su pueblo.
¡Qué gran esperanza el profeta nos trae esta temporada! Isaías nos recuerda que el futuro es brillante en Cristo el Mesías. Él promete que será diferente de otros reyes, y que su reinado nos traerá libertad de la maldad y la opresión. Nos traerá la paz con Dios y de uno con el otro. Debe fortalecer nuestra unidad a pesar de nuestra diversidad.

El Profeta escribe: “el lobo vivirá con el cordero, el leopardo se echará con el cabrito, el becerro y el León andarán juntos y un niño los pastoreará. No dañará o destruirá en todo mi Santo Monte…” De hecho, si acogemos a Cristo sinceramente, esto no sonará utópico como muchos piensan que lo hace. Nuestro mundo sería un lugar donde no tengamos que vivir en el miedo de uno al otro, y donde los fuertes ya no oprimirán a los débiles
En la segunda lectura, Pablo continúa con el mismo mensaje de esperanza para todas las naciones. Él nos recuerda que: “todo lo que fue escrito en el pasado fue escrito para nuestra instrucción, para que por la firmeza y por la consolación de las escrituras, tengamos esperanza.” Es esta misma esperanza la que nos sostiene esta temporada. Se nos mantendrá unidos en la fe, la oración y el amor hasta lo que está escrito en la Sagrada Escritura se cumpla al final de esta temporada. Por lo tanto, a través de lo que se ha escrito en las escrituras, Pablo nos exalta para alabar a Dios por lo que él está a punto de hacer. Se concluye con el mismo mensaje de Isaías: “la raíz de Jesé vendrá, quien se levanta a regir las naciones; en él las naciones serán la esperanza”.
En el Evangelio de hoy, la aparición de Juan el Bautista es también un mensaje de esperanza de que la venida del Mesías está cerca. Sin embargo, se trae un mensaje bien importante para nosotros: “¡Arrepiéntanse porque el Reino de los cielos está cerca!” Además, empleó la profecía de Isaías para exaltar: “¡Preparen el camino del Señor y hagan su camino recto!”
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DonateDonate monthlyDonate yearlyEl mensaje de Juan este domingo subraya la importancia de esta temporada. Es un tiempo no sólo para la preparación material. Por el contrario, es un tiempo de retiro, un momento de profunda reflexión sobre el misterio que Dios está a punto de revelar al mundo. Es un tiempo de limpiarse y nivelar los bordes ásperos de nuestras vidas con la esperanza de recibir a nuestro Señor en un maravilloso estado del cuerpo y mente. Basta recordar aquí que el mensaje de Juan es otra manera de decirnos que: “Sin santidad nadie verá al Señor” (He 12:14).
El arrepentimiento, reconciliación y santidad de corazón son los requisitos previos para justificar nuestra esperanza al final de esta temporada. Por lo tanto, debemos deshacernos de todo aquello que nos impida recibir a Cristo en esta temporada. En vista de esto, la iglesia nos alienta a aprovechar el sacramento de la reconciliación para prepararnos para recibir a nuestro Señor y Rey.
¡La Paz sea con ustedes!
¡Maranatha!