Homilía del Primer Domingo de Cuaresma, Año A

Manténganse Firmes Esta Cuaresma

Lecturas: 1ra: Ge 7:7-9. 3:1-7; Ps: 50: 3.6-17; 2da: Ro 4:12-19; Ev: Mt 4:1-11

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com

(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)

Hoy es el primer domingo de Cuaresma, año A. La Iglesia nos invita a celebrar Cristo el segundo Adán, que por el poder del Espíritu Santo venció la tentación y el pecado. A través de su obediencia a la voluntad del padre, Cristo ha restaurado el mundo. Por lo tanto, esta temporada exige gran disciplina, valentía, vigilancia y una fe firme en Dios.

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La primera lectura de hoy narra el comienzo de nuestra historia salvífica. Es a través de la desobediencia de nuestros progenitores que todos fuimos vulnerables a la tentación y al Pecado Original. Esto condujo, en consecuencia, a lo que San Agustín denomina “Massa damnata” (condenación ser humano). De esta lectura, se hace evidente que la tentación en sí misma no es pecado. El pecado es un acto grave de desobediencia contra nuestro creador y una violación del orden natural de las cosas.

Basta para señalar los pasos de cómo Eva sucumbió a Satanás. “La mujer vio… que el fruto  era deseable para el conocimiento… Ella tomó del fruto y lo comió”. Esta es la naturaleza de nuestra lucha diaria. Es el problema de “Id” (el ello) y el “Ego” (el yo) que tratamos de satisfacer día a día. Muchos de nosotros estamos tan absortos en nuestra búsqueda de conocimiento (y deseo) en tal medida en que estamos dispuestos a ir en contra de la voluntad y los mandamientos de Dios. Por lo tanto, debemos tener cuidado de las tentaciones del maligno.

En la segunda lectura, Pablo traza el origen del pecado a Adán: En efecto, por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores.” Pablo destacó la consecuencia del pecado: “… por el pecado, la muerte se propago a todos los hombres porque todos pecaron”. Esto significa que el pecado interrumpe la vida y conduce a la muerte. Trae temor, desesperanza y vergüenza.

Sin embargo, según Pablo, no estamos sin esperanza porque: “La gracia divina fluye de Cristo” y nos absuelve. Si nos ceñimos a Él, encontramos la fuerza y la gracia para superar la tentación y el pecado. Por lo tanto, se trata de una temporada de gracia.

El Evangelio nos recuerda el Calvario que pasamos cada día en la vida. Es decir, la tentación que enfrentamos cada día. El diablo, siendo a menudo un “espíritu” sabe lo que más necesitamos. Por lo tanto, él nos tienta con lo que necesitamos urgentemente como lo hizo con Cristo. Si estamos hambrientos, él nos tienta con la comida. Si tenemos sed, él nos tienta con bebidas. Si nos gusta el poder, él nos tienta con ello. Si usted necesita dinero, el diablo le tienta para robar a los demás. Si usted necesita un trabajo, él le tienta a ofrecer un soborno para conseguir un trabajo. Si eres demasiado codicioso por las notas, él le tienta a hacer trampa en sus exámenes. Una vez que uno cae en una tentación, Satanás continúa con la el siguiente hasta que uno finalmente perece. Satanás es muy sutil, y un experto en “un paso a cada momento.”

¿Cómo venció Cristo al Satán y sus tentaciones? Él Superó porque previamente ya se había fortificado a sí mismo. Había domesticado su apetito por la ambición y la vanagloria. Lo más importante, no estaba solo en su lucha contra Satanás y sus tentaciones. El Espíritu Santo estaba con él. Él lo superó a través de la oración y el ayuno.

Por lo tanto, durante esta temporada de Cuaresma y más allá, hay que estar preparados para el gran viaje por delante. Debemos ser firmes en las oraciones y estar vigilantes para que no caigamos en las tentaciones del maligno.

¡La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

https://www.youtube.com/watch?v=OGOX6elzL2k
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