¡Abre ese templo e Iglesia en ti y empezar a orar ahora!
Lecturas: 1ra: 2 Reyes 5:1-15; Sal: 41, 2.3; 42, 3.4; Ev: Lc 4:24-30
Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo en: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
Buenas tardes hermanos en Cristo,
¿Espero que estamos bien? Yo sigo en oración por ustedes y por toda la humanidad en este tiempo de muchas molestias e incertidumbres. Y más importantes, en este tiempo de Cuaresma en lo que todo mundo parece confundido, y en lo que todo parece sin esperanza. ¡Hermanos, hay que seguir para adelante sin perder la fe!
Aunque muchos edificios de cemento de muchas iglesias y templos de cultos están cerrados y actividades litúrgicas suspendidas por la causa de COVID – 19, y por lo que parece buenas razones, hay una iglesia y templo dentro de cada uno de nosotros que no se puede cerrar. Hay un templo en cada persona, corazón y hogar donde Dios habita. Así que, lo que este tiempo nos llama y exige a hacer a partir de este momento es abrir ese templo o iglesia construida por las manos de Dios y empezar a comunicar con Dios.
El tiempo de Cuaresma es un tiempo de una fuerte oración, un tiempo de sacrifico y un tiempo de conversión. ¿Quién sabe si es por eso, que Dios no dejo a pasar por este momento? Es decir, para que podamos profundizar nuestra relación con él y para que podemos profundizar nuestra vida de oración. Así que, en lugar de quedarse en su casa o hogar pensando y preguntado porque hemos sido afligido como Naamán en la primera lectura de hoy, váyase de rodilla con ojos y corazón fijos en Dios. Preséntele todas sus preocupaciones y este momento de aflicción en mundo entero. invítele, a tomar control de todo.
Yo Creo que nuestra oración llegará al cielo desde el templo de nuestro corazón y lugares. Y, Dios hará lo que él sabe cómo hacer siempre. No viven hermanos como una gente sin esperanza. Momentos fuertes como lo que vivimos ahora mismo necesitan cristianos y personas fuertes, orantes y que pueden aguantar como Cristo nuestro Señor aguantó. Este es un momento de demostrar quienes somos – ¡Hijos verdadero de Dios!
Así que seguimos en oración. Y, yo quedare acá delante del Jesucristo en el Santísimo Sacramento hasta que Dios nos escucha y libra de nuestra aflicción. Y, tú abre ese templo en tu corazón y haga lo mismo.
La paz este con ustedes
¡Maranata!