Miércoles – Octava de Pascua

En Emaús, reconocimos al Señor, Alleluia

Lectura: 1ra: Hechos 3:1-10; Sal: 104; Lc 24:13-35

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Él es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Él está trabajando con el Grupo Internacional Espirítano De Puerto Rico y República Dominicana. Él es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo encanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

En esta tercera octava de Pascua, Lucas nos habla de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús. Esta historia nos enseña cómo interpretar la Escritura, para poder redescubrir el plan de Dios en nuestra vida.

Jesús encontró a dos de sus discípulos en una situación de miedo, y falta de fe. La cruz, y la fuerza de la muerte habían disminuido su esperanza. Era un tiempo peligroso, porque, las autoridades judías estaban listos para destruir cualquier evidencia acerca de Cristo y su Resurrección. Entonces, cualquiera persona relacionada con Cristo estaba en peligro de ser eliminado.

Aquí es donde la aparición de Cristo se vuelve muy importante. Por supuesto, los discípulos sabían lo que los profetas decían, pero no podían ver que ya se había cumplido. Cristo sabía que estaban confundidos, y que el miedo ha paralizado su memoria. También, sabía que necesitaban inspiración divina en este momento.

Así que, para ayudarles, Cristo usó las Escrituras y la historia para iluminar el problema que era difícil para ellos. Aclaró la situación en que vivían. Entonces, él les ayudó a ver la situación entera en el plan de Dios. Así, Cristo indicó que la historia todavía está en manos de Dios.

Finalmente, le abrió los ojos durante la celebración de la Eucaristía. Entonces, lo reconocieron. ¿Cuántos de nosotros hemos quedado paralizados por el miedo al futuro hasta el punto de que estamos confundidos? ¿Cuántos de nosotros reconocemos a Cristo en la eucaristía?

Esta Pascua, oremos para que Jesús venga a nuestra ayuda para aclarar nuestra confusión y calmar nuestro miedo. Oremos para que él nos enseñe e inspire a ver la mano y el plan de Dios en nuestra situación. Oremos también, para que siempre encontremos y reconozcamos a Cristo en cada celebración eucarística.

Alleluia, Alleluia!

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

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