Lunes, X Semana de Tiempo Ordinario, Año A

Las Bienaventuranzas y el secreto del reino de Dios

Lecturas: 1ra :1 Reyes 17:1-6; Sal: 121; Ev: Mt 5:1-12

Esta breve reflexión fue escrita por el Reverendo Padre Njoku Canice Chukwuemeka, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y un miembro de la Congregación de los Padres y Hermanos del Espíritu Santo (Espirítanos). Está trabajando con el Grupo Espirítano de Puerto Rico y República Dominicana. Es el administrador de la Parroquia La Resurrección del Señor, Canóvanas y el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo en: canice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Hoy es el lunes de la décima semana del tiempo ordinario. Nuestra Segunda es del Evangelio según Mateo. Es del sermón de Jesús en el monte conocido como las Bienaventuranzas.

Las bienaventuranzas son un resumen del sermón de Jesús en el monte acerca de las cualidades y atributos requeridos para el reino de Dios. Por lo tanto, es una llamada a la santidad para merecer el reino de Dios.

A menudo, nos enfrentamos a una pregunta muy crucial en nuestro camino cristiano. Así, como cristianos, las Bienaventuranzas, son las marcas de nuestra identidady nos ayuda a responder a esta pregunta crucial: ¿Qué debo hacer para ser un buen cristiano?

Por lo tanto, a través de las Bienaventuranzas, Cristo nos dice, si quieres ser un buen cristiano, y si quieres heredar el reino de Dios:

Sé pobres en espíritu; sé sobrios; sé mansos; trabaja por la justicia; sé misericordiosos con los demás; sé puro en su corazón y en su pensamiento, sé pacífico con los demás; y persevera en momento de dificil.

Estos pueden parecer demasiado y difíciles de lograr. Sin embargo, como cristianos, son virtudes que debemos esforzarnos a vivir en nuestra vida cotidiana. Cada día, nos encontramos cara a cara con diferentes desafíos de la vida, especialmente, sobre cómo complacerle a Dios.

Las bienaventuranzas simplemente nos muestran y nos ayudan a saber lo que está en el corazón de Jesús, lo que él considera signos del reino de Dios, y cómo debemos vivirlos diariamente.

Por lo tanto, diariamente y constantemente, debemos pedirle a Dios la gracia de morar en su presencia a fin de vivir las Bienaventuranzas, y reconocer donde su felicidad está.

Así que, pidamos a Cristo que nos ayude a escucharlo siempre con nuestro corazón, para que sepamos agradarle, y para heredar el reino de Dios.

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

 

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