Jueves, XII Semana de Tiempo Ordinario, Año A

¡Escuche y actúe!

Lecturas: 1ra: 2 Reyes 24:8-17; Sal: 78; Ev: Mt 7:21-29

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo alcanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

En este jueves de la duodécima semana del tiempo ordinario, Cristo nos presenta la última parte de su sermón en el Monte.

El discurso de Cristo hoy, es simplemente parte de su llamado y recordatorio continuo a nosotros a ser auténticos y prácticos cristianos.

Nos recuerda que: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino del cielo, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en el cielo.”

Esto significa que, no basta hablar y cantar en el nombre de Cristo, sino que es necesario que practicamos lo que escuchamos cada día de la Palabra de Dios.

Si seguimos hablando de Dios, pero no vivimos de acuerdo con su voluntad, simplemente nos contradecimos a nosotros mismos.  

Por lo tanto, Pablo nos recuerda: “El Señor conoce a aquellos que son suyos. Todo el que invoca el nombre del Señor debe apartarse de la maldad o iniquidad (2 Tim 2:19).

Así que, además de usar, e invocar el nombre de Jesús, debemos desarrollar una relación muy práctica y auténtica con él.

El mundo está cansado de muchas palabras vacías de nosotros, cristianos. Más bien, quiere ver que nuestras palabras se traduzcan en buenas acciones ancladas en la palabra de Dios que escuchamos diariamente.

Por lo tanto, no debemos vivir en una ilusión constante de trabajar por, y con Cristo, si no hemos tenido un encuentro transformador con él.

Un verdadero encuentro con Cristo es lo que transforma nuestras propias vidas, y nos hace cristianos prácticos y auténticos. Nos ayuda a ser humildes, caritativos, misericordiosos y disponibles para su misión.

Por lo tanto, el resumen de lo que Cristo nos enseña hoy es esto: “Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 11:28).

Así que, pidamos a Dios que nos ayude a ser verdaderos y auténticos cristianos que tomaran su palabra, y su voluntad en serio diariamente.  

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

 

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