Viernes, XII Semana de Tiempo Ordinario, Año A

Señor, si quieres, puedes curar nuestro mundo de COVID 19

Lecturas: 1ra: 2 Reyes 25:1-12; Sal: 137; Ev: Mt 8:1-4

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico, la isla del encanto. Es el Canciller de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Puerto Rico; Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas, y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Para más detalles y comentarios se puede contactarlo alcanice_c_njoku@yahoo.com, cancilleriadfh@gmail.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

Este viernes de la duodécima semana del tiempo ordinario, el Evangelio nos presenta un encuentro espectacular de Cristo después de su sermón en el monte.

Entre los que siguieron a Cristo después de su sermón era un leproso. Sin embargo, aparte de ser leproso hay algo que lo diferencia de la multitud.

Mientras la multitud eventualmente se fue, este hombre permaneció con Cristo. En segundo lugar, hizo lo que otros no hicieron: “Le hizo homenaje”.

A través de esto, atrajo la atención de Cristo, y humildemente hizo su súplica a Cristo: “Señor, si quieres, puedes curarme.”

A través de este humilde acto, el leproso se permitió experimentar su propia necesidad de sanación.

Su súplica era muy humilde porque sabía que, en este momento, todo dependía de la misericordia de Dios. Por supuesto, movido por la compasión, Cristo lo sanó inmediatamente.

De este leproso aprendemos que, necesitamos ir más allá que los demás para encontrar a Cristo personalmente. También, que siempre debemos hacer nuestra petición de una manera humilde.

Este milagro de la sanación de este leproso nos recuerda que nuestro mundo no está construido con piedra. Más bien, que está sujeto, y abierto al poder y la gracia de Dios.

Como este leproso, de una u otra manera todos necesitamos ayuda. La buena noticia es que, Dios siempre está dispuesto a ayudarnos si manifestamos una verdadera fe en él, a través de acciones correctas.

El leproso manifestó su fe a través de su acción correcta, permaneció con Cristo, y humildemente expreso su necesidad.

Por lo tanto, humildemente pidamos a Cristo que venga en nuestra ayuda, para sanar nuestro mundo de esta terrible enfermedad de COVID -19.

La paz sea con ustedes

¡Maranatha!

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