Misión es a servicio y sacrificio
Lecturas: 1ra: Sir: 35:12-14.16-19; Sal: 32; 2da: 2Tim 4: 6-8.16-19; Ev: Lc 18: 9-14
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Era el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al:
canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Hoy es el Domingo Mundial de las misiones. La Iglesia nos invita a reflexionar sobre nuestra respuesta personal, a la misión de Cristo. Es un día especial para revitalizar nuestra fe, y rededicarnos a la misión de Cristo. Es también, un día para mostrar una solidaridad especial a todos los verdaderos misioneros que han respondido al mandato de Cristo: “vayan, hagan discípulos de todas las naciones”.

El lema de la jornada mundial de las misiones de 2022 es “Para que sean mis testigos” (Hch 1,8). Como siempre, el domingo de las misiones nos ayuda a vivir el hecho de que la Iglesia es misionera por naturaleza.
Este año, nos ofrece la ocasión de conmemorar algunas fechas relevantes para la vida y la misión de la Iglesia: la fundación hace 400 años de la Congregación de Propaganda Fide que hoy, es para la Evangelización de los Pueblos y de la Obra de la Propagación de la Fe. Hace 200 años, que, junto a la Obra de la Santa Infancia y a la Obra de San Pedro Apóstol, obtuvieron. Hace 100 años el reconocimiento de “Pontificias”.
En esta jornada, el Papa Francisco no dice, “Queridos hermanos y hermanas, sigo soñando con una Iglesia totalmente misionera y una nueva estación de la acción misionera en las comunidades cristianas. Y repito el deseo de Moisés para el pueblo de Dios en camino: «¡Ojalá todo el pueblo de Dios profetizara!» (Nm 11,29). Sí, ojalá todos nosotros fuéramos en la Iglesia lo que ya somos en virtud del bautismo: profetas, testigos y misioneros del Señor. Con la fuerza del Espíritu Santo y hasta los confines de la tierra.”‘ (Mensaje del Papa Francisco Domund, 2022).

En la segunda lectura, Pablo, habiendo terminado su mision ahora espera con confianza el buen juicio de del juez justo. Él se afirma audazmente: “He luchado bien en el combate, he corrido hasta el final, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día.”
Sólo hay una cosa que puede dar uno tal confianza. Esto es, una vida bien vivida en la humildad, y el santo temor de Dios. Si ya estamos viviendo nuestra mision, no debemos detenernos. Más bien, debemos luchar hasta al final. Cuando Pablo no ha cumplido su misión, escribió: “No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí” (Filp 3:12-14).
Misión es servicio y sacrificio rendido en el amor por la salvación de todas las naciones. Este amor viene con paciencia y docilidad a la voluntad de Dios. Comienza por transformar al misionero en un gran instrumento para la salvación de los demás. Así que, hoy Cristo nos enseña que ser grande es estar listo para servir y hacer sacrificios por los demás.
Al celebrar el domingo de la misión hoy, la voz de la salvación nos sigue llamando a ser más fieles a la misión de Dios en tanto nosotros mismos y en otros. Nos recuerda los grandes desafíos que hoy nos enfrentamos en la misión de Dios. Esto incluye, los cambios en nuestra cultura, sociedad y estilo de vida que deben ser urgentemente evangelizados y redimidos.

La buena noticia es que podemos superar estos desafíos a través del espíritu de sacrificio y amor. Esto se debe a que el amor siempre está en movimiento y nos inspira a compartir un mensaje maravilloso y lleno de esperanza como “testigos de Cristo, hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8).
¡Feliz el Domund!
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranata!