¡Hermanos, Sean alegres en el Señor!
Lectura: 1.ª: Sof 3: 14-18; Sal: Is, 12; 2.ª Flp 4: 4-7; Ev: Lc 3: 10-18
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Fue el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al:canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com.
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
Hoy es el tercer domingo de Adviento, conocido como “domingo de Gaudate.” El término “Gaudate” simplemente significa “regocijarse.” En este Adviento preparamos para vivir una nueva experiencia de amor y fe en Dios. Históricamente, Cristo ha nacido, pero Él debe nacer en ffffel corazón de cada cristiano. Esta temporada, la Iglesia nos ofrece una nueva oportunidad para realizar este nacimiento en la fe. Así que, es un gran motivo para ser feliz porque estamos a punto de vivir esta experiencia.
Por lo tanto, como nos acercamos a la fiesta de Navidad, la Iglesia nos anima a regocijarnos porque Dios está a punto de cumplir su promesa para nosotros. Sin embargo, esto no significa que hemos llegado al final de nuestra preparación. En cambio, es una forma de instarnos a estar más enfocados y valientes. También es una manera de asegurarnos que pronto nuestros preparativos y expectativas serán recompensadas.
Hoy, todas nuestras lecturas nos exaltan ser felices y alegres como esperamos la venida del Señor. La primera lectura captura el ambiente festivo de esta temporada y así nos llama a gritar de alegría. La razón es simple. Nuestro Señor viene con un montón de buenos regalos como: justicia, misericordia, paz, liberación, etcétera. Sobre todo, Él está listo a visitarnos personalmente si estamos dispuestos a recibirle.
El salmista también nos insta: “Griten jubilosos; que grande es en medio de ustedes, el Santo de Israel.” Sí, el que esperamos nunca promete y falla. Él absuelve al inocente y eleva a los oprimidos. Por lo tanto, este es nuestro momento de momento conseguir nuestras gozosas expectativas. Es un momento de deshacerse de las caras de mal humor o tristes, un momento de estar alegre, un tiempo de ser radiante, y un tiempo de celebrar con alegría.
El apóstol Pablo entendió esto muy bien y así insiste: “Hermanos, sean siempre alegres en el Señor. Lo repito, sean alegres.” Es muy importante observar cuidadosamente que, lo que dice Pablo es: “Ser siempre feliz en el Señor.” La alegría que Pablo habla aquí no es el tipo que sale de la mera diversión. Por el contrario, es un sentimiento muy profundo que procede de una fe muy profunda en Dios y de sus promesas a nosotros sus hijos.
Queridos hermanos, esta temporada para que nuestra alegría sea completa, tenemos nuestro propio papel que desempeñar. Este papel es lo que Juan el Bautista describió en el Evangelio de hoy. Para que nuestra alegría sea completa esta temporada, debemos ser caritativos, misericordiosos, bondadosos, justos, modestos en todas nuestras acciones, y buscar la reconciliación y la paz. Debemos rechazar todos los actos que son capaces de hacer la vida difícil a los demás.
Make a one-time donation
Make a monthly donation
Make a yearly donation
Choose an amount
Or enter a custom amount
Your contribution is appreciated.
Your contribution is appreciated.
Your contribution is appreciated.
DonateDonate monthlyDonate yearlyPor último, necesitamos paciencia y constancia que son virtudes espirituales muy importantes. Con paciencia y constancia en la práctica de los mandamientos de Dios, este Adviento nos conducirá muy pronto a la santidad y a la plenitud de la alegría. Como esperamos con alegría el cumplimiento de la promesa de Dios a nosotros esta temporada, que el Dios todopoderoso colme nuestros corazones con caridad y buena voluntad. ¡Amén!
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranata!