Homilía del Segundo Domingo de Pascua, Año C (Divina Misericordia)

Cristo resucitado nos trae paz y sanación

Lectura: 1ra: Hch 2: 42-47; Sal: 117: 2-4. 13-24; 2da1Pt 1: 3-9; Ev: Jn 20: 19-31

Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y  miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Fue el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo all: 

canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com.

(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)

Hoy es el segundo domingo de Pascua. La iglesia y sus fieles siguen adorando a Cristo resucitado, que ahora está vivo por los siglos de los siglos. Cristo está presente en medio de nosotros, trayendo sanación y paz.

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En 1997, una noche antes del entierro de  “Afro-beat”, leyenda de la música, conocido como Fela Anikpuola Kuti, yo vi un desfile de solidaridad por sus fanáticos. Lo que realmente me impactó fue la canción que cantaron. Era una canción cristiana popular que convirtieron en honor de la leyenda, “Afro-beat” : “¡Él está vivo, Amén! ¡Fela está vivo para siempre, él está vivo, Amén! Tenían razón en un sentido. Al menos vive en los archivos de la historia y en sus memorias.

Por lo tanto, si los discípulos de Fela (un mero hombre) creen firmemente que él está vivo, ¿por qué nosotros los cristianos no deberíamos creer que Cristo, el hijo de Dios vive en la gloria? En la primera lectura de hoy, vemos el poder de Cristo resucitado activo, en la vida y las acciones de sus discípulos. A través de este poder muchos creyeron, y milagros fueron realizados. Jesús manifestó su viva y gloriosa presencia a través de sus apóstoles. Por lo tanto, en nuestra segunda lectura, Él nos asegura: “Yo soy el que vive. Yo estaba muerto y ahora estoy vivo eternamente y para siempre.”

En el evangelio de hoy, Jesús visitó a sus tímidos discípulos. Este evangelio nos enseña que nuestra fe es de un orden distinto al de un mero conocimiento razonable. Esta visita a sus discípulos fue muy importante, en primer lugar, con el fin de convencerlos de que Él era real; en segundo lugar, con el fin de restaurar su fe y paz. Por lo tanto, les dijo: “La paz con ustedes”.

En tercer lugar, fue con el fin de potenciarlas espiritualmente. Así, “sopló sobre ellos diciendo: “Reciban el Espíritu Santo. “La visita de Cristo restauró su coraje y fe. Sin embargo, Tomás llevó mucho tiempo para creer que Jesús ha resucitado.

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La duda y el temor limitan el mayor esfuerzo y poder en el mundo. Hacen que sea difícil de creer las maravillas que Dios ha realizado por resucitar a Cristo. Por lo tanto, debemos expulsar al espíritu de la duda y el miedo de nuestras vidas para experimentar el poder de Cristo resucitado. Asimismo, abracemos la paz que Cristo nos trae en esta Pascua. 

El poder de la resurrección de Cristo trae sanación y paz a nuestro cuerpo y alma. También nos restaura a la vida. Esta fue la razón por la cual Él fue resucitado. Pablo dice de este poder: “…Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales.” (Ro 8, 11).

Hoy, Jesús nos asegura de su presencia viva con nosotros de una forma más sustancial, potente y glorificada. Por lo tanto, tenemos que tomar ventaja de su poder de la resurrección para vivir como Él vive. Sin embargo, antes de que podamos experimentar este poder y comenzar a dar testimonio para Cristo como lo hicieron los apóstoles, debemos, en primer lugar, desechar todas las dudas y temores. Por lo tanto, nuestra situación debe cambiar de dudar a la manifestación de una fe viva y activa en el Cristo resucitado.

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Por último, como damos testimonio a través de nuestras palabras y acciones a la resurrección de Cristo, demos gracias a Dios porque Él nos consideró dignos de compartir en el poder del Señor resucitado. Su amor y misericordia para nosotros perdura para siempre.

¡La paz sea con ustedes!

¡Maranatha!

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